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El mes de Ramadán


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Resumen del tema
El mes de Ramadán es un mes espléndido. En él se abren las puertas del Paraíso y se cierran las del Fuego. Allah lo prefirió a este mes con una mayor recompensa (bendición) cuando le puso una noche que es mejor que mil meses, la noche del Qadr (el decreto), que está en las diez últimas noches del Ramadán. El Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, hacía un esfuerzo incomparable en los diez últimas días para aprovechar a esta noche. Así que el musulmán debe cuidar intensamente cómo aprovechar estas noches bendecidas, especialmente con el retiro espiritual, porque es de las mejores obras en estas noches

Primer Jutba

Alabado sea Al-lah, Señor del universo. Lo glorificamos, Le pedimos perdón por nuestros pecados y a Él nos encomendamos. Nos refugiamos en Al-lah del mal que existe en nuestras propias almas y de los perjuicios de nuestras malas acciones. A quien Al-lah guía nadie puede desviar, y a quien extravía nadie puede guiar. Atestiguamos que nada ni nadie merece adoración sino Al-lah, Único, Quien no tiene copartícipe alguno. Atestiguamos que Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es Su siervo y Mensajero. Alabado sea Al-lah, Señor del Universo.

Les aconsejo temer a Al-lah, porque la taqwa (el temor de Al-lah) es lo mejor que podemos tener, lo más bello y manifiesto, es lo mejor que podemos atesorar. Que Al-lah nos ayude a ser temerosos y merezcamos ser recompensados.

¡Hermanos! Estos días del mes se van acortando y las nobles noches se van terminando. El mes de Ramadán está acabando, atestiguando lo que hemos realizado, porque nuestras acciones están en un cofre protegido que se presentará el Día del Juicio: “El día que cada alma encuentre lo que haya realizado”. Nuestro Señor llama: “¡Siervos Míos! Por cierto que tengo contadas vuestras obras, luego os retribuiré u os castigaré. Quien las encuentre buenas, que alabe a Al-lah; pero quien las encuentre que no fueron buenas, que sólo se censure a sí mismo”.

Este es nuestro mes y ya está finalizando, ¿cuántos que añoran llegar a Ramadán no lo logran? ¿Cuántos tienen esperanzas en que llegarán al Ramadán siguiente, pero esto no ocurrirá? ¿Acaso no pensaron en el momento de partir y su destino? Todos debemos aprovechar cada Ramadán como si fuera el último, pues nunca podremos saber si lo es. Aquellos que creen que tienen el tiempo para el próximo Ramadán deben reflexionar, porque en ocasiones estas son sólo falsas esperanzas.

¡Hermanos y hermanas! Aún quedan unos días de uno de los mejores meses del año para los musulmanes, si en el alma hay inquietud, si en el corazón hay reflexión, pues todavía quedan los mejores días… ¿Qué días son los que quedan? ¡Los últimos diez de Ramadán! El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, en los primeros veinte días rezaba y dormía; pero cuando comenzaban los últimos diez días se dedicaba por completo a la adoración, dejaba su cama, despertaba a sus esposas y le tocaba la puerta a Fátima y Ali, que Al-lah esté complacido con ellos, y les decía: “¿No se van a levantar a rezar?” tocaba la puerta y recitaba: “Ordena a tu familia practicar la oración prescrita y sé constante en su cumplimiento. Que la búsqueda del sustento no te haga descuidar el cumplimiento de lo que Al-lah ha prescrito, pues Nosotros os sustentamos. Ciertamente la bienaventuranza es para los piadosos”, y se dirigía a las habitaciones de sus esposas y les decía: “¡Despertaos! Vosotras que estáis en las habitaciones, es posible que hoy estéis vestidas en este mundo pero mañana desnudas en el Día del Juicio”.

En estos últimos diez días de Ramadán el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, despertaba a todos los miembros de su familia que podían rezar.

Por eso les digo, hermanos y hermanas, nos quedan los mejores días del mes de Ramadán, nosotros debemos seguir el ejemplo de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.

Con respecto a levantarse a rezar por la noche, es posible que alguien diga: “Levantarse a rezar es voluntario, para mí es suficiente con cuidar de hacer las oraciones obligatorias”. La respuesta a esta postura es clara: cuidar los preceptos obligatorios es un bien muy grande y el musulmán sólo va a ser interrogado acerca de ellos; pero, ¿cómo sabes que has realizado la oración correctamente, sin haber cometido algún error o distraerte? Necesitamos de las oraciones voluntarias porque el Día del Juicio Al-lah dirá: “Observad las oraciones de Mi siervo, ¿las hizo correctamente o no? Si las hizo en forma correcta y completa, se le registra como tal; pero si no están bien completas mirad las oraciones voluntarias de Mi siervo. Si tiene oraciones voluntarias, completad con ellas las que no estuvieron completas de las obligatorias, luego se seguirá el juicio acorde a las oraciones”.

Recordemos, pues, que Al-lah, enaltecido sea, prescribió los preceptos obligatorios sabiendo que entre Sus siervos hay quienes no los cumplen completamente; por esta razón, también estableció los actos voluntarios, para que así pudiéramos compensar los preceptos obligatorios que no realizamos correctamente, como una misericordia para todos nosotros.

Luego, supongamos que realizamos los actos obligatorios completos, pero acordémonos que también se ha ordenado seguir el ejemplo del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dice Al-lah en la Sura “Los Aliados”: {Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Al-lah [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Al-lah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Al-lah.} [Corán 23:21]

Entre las virtudes de estos diez días está que se busca alcanzar la Noche del Decreto, sobre la cual Al-lah dice en la Sura “El Decreto”: {La noche del decreto es mejor que mil meses.} [Corán 97:3] Dijo An-Naji: “Las obras en esa noche son mejor que mil meses en otra noche, y mil meses son ochenta y tres años y cuatro meses; quiere decir, que las obras en esta noche son mejores que esta cantidad de tiempo.

Abu Hurarirah, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Quien se levante (para adorar a Al-lah) la noche del decreto con fe y esperanza, le son perdonados sus pecados”.

Fe significa fe en Al-lah y en cuanto tiene reservado de recompensa para quienes se levantan esa noche y esperanza en la recompensa.

Esta es una de las diez noches del último tercio de Ramadán. Al-lah no revelo cuál era como una misericordia, para que se esfuercen en buscarla en estas noches benditas, con oraciones, recuerdo de Al-lah, suplicas, acercándose más a Al-lah; no la reveló para probar a Sus siervos y saber quiénes se esfuerzan verdaderamente por buscarla.

Esta noche tiene señales. En el Sahih Muslim, Ubai bin Ka’b, que Al-lah esté complacido con él, relato que el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Sus signos son que el sol sale por la mañana blanco sin rayos”.

Estas señales suceden luego de la noche del decreto y el por qué, Al-lah sabe más, es para que se esfuercen las personas en buscarla y se pongan contentos con su esfuerzo.

Malik escuchó de Nafi’, y este de Ibn ‘Omar, que algunos compañeros del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, vieron en sueños que la noche del decreto estaba entre las siete últimas noches. El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, vio cuándo era la noche del decreto, se narra en Al Bujari que Abu Said Al Judri relató que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sea con él, dijo: “Yo vi cuándo era la noche del decreto, luego se me hizo olvidarla; buscadla en las diez últimas noches de Ramadán, yo vi que me prosternaba sobre agua y barro”. Dijo Abu Said: “Vi al Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, prosternase sobre agua y barro, hasta vi un poco de barro en su frente.

También, en un hadiz narrado en Al Bujari, que dijo Abu Said Al Judri y en el final dice: “…quien haga retiro conmigo que lo haga en las diez últimas noches, porque en ellas vi que era la noche del decreto, luego se me hizo olvidarla”.

Todo aquel que pueda levantarse a rezar en esas últimas diez noches del Ramadán, debe hacerlo por la gran recompensa que tiene y porque educa el alma en la obediencia a Al-lah.

El que está haciendo retiro se autocontrola para obedecer a Al-lah y recordarlo, y deja de lado todo lo que le impidiese hacerlo. El retiro (o I’tikaf) significa verdaderamente: cortar la relación con la creación para dedicarse al servicio del Creador y así fortalecer el conocimiento de Al-lah y su amor; esto genera en la persona el volverse hacia Al-lah y confiar en Él en toda situación.

Recitar el Sagrado Corán es la Sunna del ángel Gabriel con el Mensajero, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Se lo tomaba entero una vez por año en Ramadán; y en el final de la vida del Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, se lo tomó dos veces. [Bujari y Muslim]

Se menciona en Al Bujari un hadiz trasmitido por Ibn Abbas, que Al-lah esté complacido con ambos, que dijo: “El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era el más generoso de las personas, y era más generoso aun cuando se encontraba con el ángel Gabriel, este se le presentaba todas las noches y le enseñaba el Corán; el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, cuando se encontraba con el ángel Gabriel, era más generoso en el bien que un buen viento”. [Bujari y Muslim]

Si supiesen los creyentes la grandiosa recompensa que tiene la caridad en Ramadán, como dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que sus compañeros eran aplicados en hacer caridades y pagar el Zakat al fiter a los pobres y necesitados, seguramente harían caridades y pagarían el Zakat y seguirían las enseñanzas del Profeta, sal-la Al-lah ‘alaihi wa sal-lam, como una nación viva, que sabe y aprende. El resultado de sus obras son el bienestar, la paz y la purificación.

Le pido a Dios perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.

Segundo Jutba

En el mes de Ramadán debemos retirarnos de la vida mundanal para dedicarnos exclusivamente a la adoración de Al-lah, y eso debe incrementarse en las diez últimas noches del mes. Las virtudes del retiro son:

Que estas diez noches son mejores que mil meses, es decir, mejores que ochenta y tres años. El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, hacía retiro procurando encontrar la noche del decreto.

El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no dejó de hacer el retiro (I’tikaf) en la mezquita, todos los años hacía retiro diez días, y el año que falleció hizo retiro veinte días.

El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dejaba de lado algo que era permisible originalmente, el dormir y estar con sus esposas. Por eso se explica el hadiz que trasmitió Aisha “que se ajustó el cinturón”, significaba que dejaba de dormir y tener relaciones con sus esposas.

Las esposas del Profeta hacían retiro junto a él, y luego de que él murió también siguieron haciéndolo.

Pero también recordemos que el retiro tiene sus determinados preceptos, entre ellos:

El que hace retiro busca el objetivo del mismo y seguir las enseñanzas del mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.

Si pone la intención de hacer retiro no tiene la obligación de hacerlo y puede cortarlo, en particular si cree que está ostentando con sus obras.

No hay ningún hadiz auténtico sobre el límite mínimo de retiro.

Los cuatro Imames y la mayoría de los juristas opinan que la persona debe ingresar a la mezquita a hacer retiro antes de la puesta del sol.

Es bueno que el que hace retiro tome un lugar particular de la mezquita para dedicarse a solas a adorar a su Señor, o por si tiene que cambiarse su ropa o recibir la visita de sus familiares.

Puede moverse por cualquier lugar de la mezquita, pero lo mejor es tomar un solo lugar por dos causas: A) que el Profeta tomaba un lugar en particular y sólo salía para la oración; B) el Profeta dijo: “Los ángeles piden bendiciones por quien de vosotros perdura en su lugar de oración”. [Bujari]

En cuanto a salir de la mezquita, puede ser por una de tres posibilidades: la primera, salir por algún asunto importante y lícito, para comer y beber si es que nadie le trae provisiones; la segunda, salir para un acto de obediencia que no es obligatorio, como visitar a un enfermo o participar de un cortejo fúnebre, si lo pone como condición del retiro al principio es permisible, si no, pues no puede; la tercera: salir para un asunto que anula el retiro, como salir a vender y comprar o tener relaciones con su esposa, pues esto no es permisible.

Hermanos, ustedes que han sido dinámicos en el principio del mes, deben continuar con la obediencia y la adoración para Al-lah; no pierdan las ultimas diez noches del Ramadán, entre ellas la Noche del Decreto, con juegos, diversión y desobediencia a Al-lah, no se aparten de la misericordia del Generoso.

Hermanos, no sean ociosos y no rompan el ayuno del mes con licor o actos prohibidos, por el contrario, en los últimos diez días debemos aumentar nuestra fe.

¿Qué peor decepción que perderse una noche que equivale a ochenta y tres años de adoración? Le rogamos a Al-lah que acepte esto para nosotros, pues Él acepta el ruego de los piadosos.

Al que es negligente durante el año se le presenta una excelente oportunidad de ganar bendiciones en Ramadán, como dice Al-lah en la Sura “Los Vientos”: {Dormían poco en las noches [y se dedicaban a adorar a Al-lah en ellas].} [Corán 51:17]. Además dice en la Sura “Los Creyentes”: {Dan en caridad parte de lo que se les ha concedido, y aun así sienten temor en sus corazones porque saben que comparecerán ante su Señor.} [Corán 23:60] Piensen que Al-lah les ha facilitado hacer obras buenas y a otros no, digan como dicen los piadosos: “Alabado sea Al-lah, Quien nos ha guiado a esta religión, y no nos hubiésemos podido encaminar si no nos hubiese guiado Al-lah”. Reflexionen en lo que le dice Al-lah a Su siervo y Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, en “El Viaje Nocturno”: {Si quisiéramos, borraríamos todo lo que te hemos revelado [de los corazones de los hombres y de los Libros], y entonces no encontrarías quien se encargara de revelártelo nuevamente.} [Corán 17:86]

Samos humildes, esforcémonos en obedecer al Creador con temor a que no sean aceptadas nuestras obras, porque nadie está a salvo del designio de Al-lah, sólo se sienten a salvo los perdedores. Por cierto que Al-lah acepta las obras de los temerosos y uno nunca sabe si se encuentra entre ellos o no.

Sepan que ‘A’ishah, que Al-lah esté complacido con ella, esposa del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le preguntó: “¿Qué tengo que decir si alcanzo la Noche del Decreto?” Le respondió: “Di ¡Oh, Al-lah, Tú eres perdonador, amas el perdón, perdóname!”

Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, tal como Dios lo ordena en la Sura de “Los Aliados”: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él.} [Corán 33:56]

¡Oh Al-lah ciertamente me refugio en Ti de la incredulidad, de la pobreza, y en Ti me amparo del tormento de la tumba, no hay nada ni nadie que merezca ser adorado sino Tú!

¡Oh Al-lah! Haz que el Corán reviva mi corazón, que sea la luz que ilumine mi alma, la cual da final a mi tristeza y alivia mis preocupaciones.

Oh Señor, anhelo Tu misericordia, no me abandones ni por un instante, y facilita mis asuntos, no hay otro a quien deba suplicar ni adorar más que a Ti.